Una avalancha de casi dos metros de profundidad desató un gran operativo de rescate cerca del centro de esquí suizo.
El martes por la tarde, una avalancha de dimensiones importantes se soltó cerca del Furgghorn, en las afueras de Zermatt, uno de los centros de esquí más famosos del mundo.
El alud, que tenía una profundidad de casi dos metros y se extendió por varios cientos de metros, encendió las alarmas y activó un operativo de rescate urgente.
Durante horas, helicópteros, rescatistas y perros entrenados recorrieron la zona temiendo que algún esquiador o snowboarder haya quedado atrapado. Por suerte, después de un rastrillaje a fondo, se confirmó que no hubo heridos ni víctimas.
La avalancha se produjo luego de varios días de nevadas intensas que desestabilizaron el manto de nieve. Según expertos locales, la ruptura se originó en una capa débil que ya venía acumulándose desde hacía casi una semana, y con la última tormenta terminó cediendo.
Lo que preocupa es que este tipo de desprendimientos no suelen ser tan comunes a esta altura del invierno, cuando las condiciones tienden a estabilizarse. Sin embargo, lo ocurrido en Zermatt deja en claro que el riesgo sigue latente, sobre todo para quienes se mueven fuera de pista.
“El martes por la tarde, una gran avalancha descendió en el Furgghorn sobre Zermatt. La escala de la avalancha fue notable incluso para nosotros. Air Zermatt voló inmediatamente 20 especialistas en rescate y guías de perros avalanchas al lugar de emergencia. Suerte en la desgracia: Nadie resultó herido”, publicó la compañía aérea que colaboró con el operativo.
Desde la organización de rescate del cantón Valais recordaron la importancia de respetar las zonas señalizadas y no subestimar los partes de riesgo.
Zermatt volvió a respirar aliviado. Esta vez, la montaña dio un aviso sin consecuencias. Para los fanáticos de la nieve, una señal más de que el respeto por las condiciones del terreno es tan importante como la pasión que nos mueve.
