Después de un arranque lento de temporada, los pronósticos empiezan a mostrar un cambio. Especialistas y meteorólogos coinciden en que, en algunos sectores, la Navidad podría llegar con nieve.
Para quienes viven el invierno con pasión, la Navidad es mucho más que una fecha familiar. Es ese momento en el que la cabeza ya está puesta en la montaña. Y este año, con un inicio de temporada flojo en muchos centros de esquí, la idea de una Navidad blanca se volvió todavía más esperada.
Según mapas de probabilidad elaborados por los servicios meteorológicos, las mayores chances de ver nieve durante las fiestas se concentran en el oeste de USA, la región de Nueva Inglaterra, Sierra Nevada de California, el norte del Midwest y algunas zonas del interior del noreste. En esos lugares, el frío y las precipitaciones invernales podrían alinearse para dejar paisajes blancos.
En regiones donde ya hubo nevadas importantes a comienzos de diciembre, el ingreso de aire más templado podría jugar en contra y provocar deshielos para Navidad. Especialistas advierten que en muchos pueblos y ciudades la nieve podría no resistir el aumento de temperatura, aunque aclaran que donde la acumulación fue mayor, parte del manto blanco podría aguantar.
Los meteorólogos también siguen de cerca el avance de una tormenta que podría llegar al noreste para Nochebuena: al norte de una franja central del país hay chances de nieve, mientras que más al sur el escenario se inclina más hacia la lluvia.
En el oeste, pronósticos especializados señalan que las montañas del noroeste del Pacífico podrían recibir nevadas importantes, aunque con condiciones algo inestables al inicio, mezclando lluvia y nieve en cotas medias.
También crecen las expectativas en California. Los meteorólogos anticipan nevadas, con acumulaciones importantes en la alta montaña, algo muy esperado por los centros de esquí de esa región.
La ilusión está intacta: porque para los que aman el invierno, está la chance de una Navidad blanca. Aunque el arranque de la temporada haya sido irregular, la montaña siempre deja espacio para la sorpresa. Y mientras haya una ventana para que llegue el frío y caiga la nieve, la esperanza sigue ahí, firme, esperando su momento.
