Por: Lucas Zabaleta
Marina Altamiranda es Ski Coach, instructora y jueza Internacional de la Asociación de esquiadores y snowboarders freeride (IFSA). En una charla con Winter.News compartió algunas de sus experiencias como profesional de los deportes de invierno, además de todo su talento en el mundo del freeride.
Marina viene dejando su huella en el mundo del deporte de montaña. Desde su infancia en Esquel y su paso por Bariloche, Marina dedica su vida al esquí y gracias a ello pudo conocer distintos centros de esquí de Estados Unidos y Europa, además de trabajar en destinos icónicos como Aspen y Jackson Hole, dejando su marca en cada lugar.
Durante los últimos años, viene participando en eventos internacionales que fueron clave en su desarrollo profesional. Uno de los más destacados fue su participación en el Freeride World Qualifier organizado por IFSA en Aspen, donde obtuvo el tercer puesto en la categoría Mujeres. Esta dura competencia no solo puso a prueba sus habilidades, sino que también le permitió compartir con reconocidos esquiadores y entrenadores de la industria del esquí, lo que enriqueció enormemente sus conocimientos.
También participó del Aspen World Synchro Championships, un campeonato de esquí sincronizado que reunió a los mejores entrenadores e instructores de diferentes centros de esquí de Estados Unidos. Marina participó junto a su equipo Nomads y lograron el segundo puesto con figuras innovadoras y divertidas.
Según explicó, ambos eventos fueron un desafío de los cuales pudo nutrirse y enriquecerse como profesional de la industria del ski, además de ayudarla a desarrollar una mejor y más crítica perspectiva tanto como rider como Jueza de Freeride.
En este punto, el paso de ser esquiadora a jueza freeride fue fundamental para su carrera ya que ‘no hay nada mejor que ponerse en los pantalones de los competidores para comprender realmente lo que significa estar allí, los temores que se despiertan, las estrategias que se deben aplicar para la correcta elección de una línea que sea acorde a la propia esquiada y expectativas”, explicó. Además sostuvo que el haber estado del otro lado le dio una visión más crítica y empática para evaluar a los atletas en las competencias de IFSA.
La gran motivación de Marina para explorar diferentes facetas del deporte radica en su pasión por el esquí y su deseo constante de aprender y crecer en su profesión.“Siempre amé esquiar, aprender, enseñar y seguir creciendo en mi profesión, a través de las diferentes disciplinas que nos ofrece el esquí se puede evolucionar infinitamente como ser humano y creo que es eso lo que me lleva a continuar empujando hacia adelante y expandiendo nuevos horizontes. Aportar a la comunidad de esquiadores, sean jóvenes o adultos información significativa y que fomente su crecimiento en la montaña, para mi es algo muy satisfactorio”.
Con total sinceridad confiesa que lo que más la impulsa a competir es el miedo y la incertidumbre. “Siempre dicen que el camino del crecimiento y la autosuperación es por donde más miedo te da, y bueno…creo que experimento con eso. Además amo esquiar, lo hago hace muchísimos años. Mis amigos y familia me apoyan mucho, con lo cual eso me aporta la confianza para contrarrestar el temor o las dudas que pueden aparecer”, dijo.
La competencia contra esquiadores de primer nivel no solo supone un desafío físico, sino también una experiencia enriquecedora desde el punto de vista humano.
“Competir con otros esquiadores de alto nivel me desafía enormemente y me ayuda a humanizar el deporte, es decir, a comprender las realidades de los otros competidores: entrenaron muy duro durante mucho tiempo para llegar ahí, no fue de la noche a la mañana, y también están nerviosos, tienen dudas y miedos; y tuvieron que desarrollar herramientas para controlar la ansiedad”, explicó.
Altamiranda enfatiza la importancia de recordar la humanidad detrás de los deportistas de élite. “Muchas veces como espectadores de los deportes se olvida la parte humana, la realidad que atraviesan esas personas hasta llegar ahí y se tiende a colocar a las personas en lugar de ídolos inalcanzables y yo dudo bastante de esa mirada romántica”.
Para Marina, la competición en el freeride no solo representa una oportunidad de superarse a sí misma, sino también de aprender de los demás y crecer como atleta y como persona. Esa pasión la viene llevando a registrar grandes resultados, sin embargo, su enfoque sigue siendo el desarrollo personal y el disfrute del deporte.
A medida que se prepara para los próximos desafíos, tanto en competencias como en su labor como jueza y entrenadora, queda claro que su amor y pasión por el deporte la seguirán llevando por el mejor camino para lo que venga, demostrando que los límites solo existen para aquellos que no los desafían.
¡Mucha suerte Marina!
Fecha de publicación: 26 de junio de 2023.