La leyenda estadounidense sufrió un golpe en el brazo derecho al engancharse en una de las puertas durante la prueba de Super-G en el Mundial de Esquí Alpino FIS 2025. Pese al abandono, mantiene su objetivo de competir en el descenso.
El tan esperado regreso de Lindsey Vonn al Mundial de Esquí terminó de manera abrupta después de que la leyenda estadounidense sufriera una lesión en su brazo derecho durante la prueba de Super-G en el Campeonato Mundial de Esquí Alpino FIS 2025 en Saalbach-Hinterglemm, Austria.
A sus 40 años, Vonn encaraba su primera carrera en un mundial desde 2019 con la expectativa de demostrar que todavía podía competir al más alto nivel. Sin embargo, su participación en la prueba de velocidad se truncó cuando, en la parte superior de la pista, enganchó su brazo en un panel de la puerta de control. Tras el impacto, la esquiadora mostró mucho dolor y tuvo que abandonar la prueba.
“Entré un poco antes en la puerta y me enganché el brazo, supongo que entre el protector y el guante”, explicó Vonn después de la carrera. La estadounidense había arrancado con fuerza, ubicándose a solo 0.14 segundos de la mejor marca en el primer control de tiempo, pero el accidente la obligó a salir de la pista antes de completar el recorrido.
A pesar del traspié, la campeona olímpica de 2010 no baja los brazos. “Me sentí bien en la parte de arriba”, comentó. “Probé una bota diferente hoy y creo que no me fue bien en los tiempos. Me la jugué y no salió bien. Pero mañana hago la carrera de entrenamiento de nuevo y espero estar en una buena posición para el sábado”.
Vonn, que ya había abandonado en tres carreras esta temporada desde que anunció su regreso, viene enfrentando varios desafíos físicos y de salud en su camino de vuelta a la competencia. En los días previos, contó que estuvo peleando contra un fuerte resfrío o gripe, lo que complicó aún más su desempeño en la pista. “No me siento muy bien. Tengo muy poca energía”, comentó en sus redes sociales, donde se mostró usando un nebulizador para aliviar su respiración.
Sin embargo, la esquiadora no piensa bajarse. Su próximo objetivo es la prueba de descenso programada para el sábado, donde intentará hacer historia como la medallista mundial de mayor edad en esquí alpino. “No esperé seis años para quedarme en la cama porque estoy enferma. Voy a salir a la pista y a disfrutar”, aseguró.
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En medio de la frustración por el abandono, Vonn también festejó el logro de su compatriota Lauren Macuga, que ganó su primera medalla en un mundial con un bronce en su debut. “Estoy muy feliz por Lauren. Es una persona increíble, trabaja muy duro y se lo merece. Esto es solo el comienzo para ella”, dijo sobre su compañera.
Con el descenso femenino en pocos días, el mundo del esquí espera ver si Lindsey Vonn logra sobreponerse y volver a dejar su huella una vez más en la historia del deporte.