La Federación Internacional de Esquí y Snowboard (FIS) analiza modificar el calendario de carreras tras el pedido de más de 100 atletas.
El impacto del cambio climático en el esquí alpino no es una novedad. La FIS parece haber tomado cartas en el asunto y está pensando seriamente en atrasar la temporada de esquí. Según informaron, se discutirá en la próxima reunión del consejo de la federación el 24 de mayo próximo.
En el arranque de temporada pasado, alrededor del 80% de las carreras de octubre y noviembre debieron ser canceladas debido a las condiciones climáticas, entre ellas, la fecha de Zermatt-Cervinia que iba a debutar en el circuito. También, en relación al avance del crisis climática, durante los Campeonatos Mundiales en Courchevel y Meribel, 142 atletas respaldaron un pedido de la ong Protect Our Winters para que la FIS tome medidas más contundentes contra el cambio climático, entre ellas, atrasar el calendario de la temporada alpina.
Entre las modificaciones que analizarán se encuentra mover la fecha de Zermatt-Cervinia para fines de noviembre. Además, piensan cambiar el formato de las Finales de la Copa del Mundo para que se extienda a lo largo de dos fines de semana en vez de un formato de cinco días. Esta temporada al no haber Campeonatos Mundiales ni Juegos Olímpicos de Invierno, no deberían tener que correr con los tiempos.
Otra de las propuestas es presentar un nuevo evento combinado por equipos, en el que cada país presente dos esquiadores: uno para velocidad y otro para slalom, tanto en la categoría masculina como femenina, ya que esta disciplina volverá a los Juegos Olímpicos de Invierno 2026.
Por último, la FIS confirmó que habrá un cambio de sede en las carreras femeninas de velocidad, que estaban pactadas en Lake Louise. Finalmente pasarán a Mont Tremblant en Quebec.
Es evidente que la FIS tiene que trabajar seriamente con esta problemática que nos ocupa respecto al calentamiento global. La necesidad de modificar el calendario es importante pero también debe liderar la lucha hacia un futuro sostenible, por el bien del deporte más vulnerable a la crisis climática actual.
El congreso del próximo 24 de mayo será el primer paso, pero la FIS debe dar muchos más.