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A los 100 años volvió al heliski y demostró que la pasión no tiene edad

Con 100 años recién cumplidos, Gordon Precious volvió a dejar su huella en el mundo del esquí. Este canadiense, oriundo de Toronto, regresó a las montañas de la Columbia Británica para practicar heli-ski.

 

No es la primera vez que lo hace. En 2019, a los 94 años, Gordon había sido reconocido por el Récord Guinness como el heliesquiador más longevo del mundo. Esta vez, si bien la bajada no fue registrada oficialmente, todo indica que sigue siendo la persona de mayor edad en realizar esta actividad en la historia.

La jornada tuvo lugar el 24 de abril. Las condiciones eran inmejorables: cielo despejado, nieve fresca y una bajada preparada especialmente. Gordon bajó con firmeza, acompañado por el equipo, en un tramo pensado para ofrecerle seguridad sin restarle emoción. Su expresión al llegar al final de la pendiente hablaba por sí sola: satisfacción, plenitud y una energía que parecía inmune al paso del tiempo.

 

 

Veterano de la Segunda Guerra Mundial, Gordon descubrió el esquí a los 12 años. Desde entonces, construyó una vida marcada por la aventura y el amor por la montaña. Esquiador incansable, recorrió centros invernales de América del Norte, Europa, Asia y Sudamérica; incluso llegó a esquiar en Irán y realizó un viaje en auto desde Canadá hasta Chile solo para disfrutar de los Andes.

Su preparación para esta nueva hazaña no fue improvisada. Entrena regularmente dos o tres veces por semana, esquía en su centro local y mantiene hábitos simples pero constantes, como evitar el ascensor y priorizar las escaleras. En una entrevista, fue claro: “Amo el aire libre, los paisajes… y amo esquiar”.

 

 

El cierre de la jornada lo encontró en el lodge, rodeado de quienes fueron testigos de un momento extraordinario. Como ya es costumbre, Gordon entretuvo a todos con algunos trucos de magia, anécdotas y un carisma que contagia. “Estoy en el cielo en la tierra”, dijo.

La historia de Gordon Precious es un ejemplo para revisar nuestras ideas sobre el paso del tiempo. La edad puede marcar una etapa, pero no necesariamente un límite. Mientras haya deseo, cuidado y motivación, las montañas seguirán esperándonos.

 

 

 

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