fans de la nieve


ENTREVISTA A: Gonzalo Lopatin

“Desde Aspen,
amante del freeride”


Hola. Mi nombre es Gonzalo Lopatin. Hace dos años que trabajo en Aspen. El 2020 nos tocó un invierno atípico con esto del coronavirus pero por suerte me agarra con trabajo.
El año pasado fue mi primera temporada acá en Aspen, por temas de visa no pude trabajar hasta enero, y en marzo cortaron todo por la pandemia. Así que pude trabajar dos meses más o menos. Ya con las buenas tormentas en abril dije: “me voy a comprar una moto de nieve”. Mi mujer me decía que estaba loco, que está todo el mundo sin trabajo y yo pensaba: “cuando voy a tener otro marzo y abril para mí?” Me compré dos, ja! Así que me pasé todo marzo y todo abril en moto, con un amigo, descubriendo nuevos lugares.


CONECTADO A LA NIEVE

Mi relación con la montaña es desde que tengo uso de razón, por vivir en la cordillera. Mi familia es de la zona de Copahue, Caviahue, son comerciantes. Tengo esta profesión gracias a que soy de ese lugar. No sé si mi familia me hubiese podido bancar 10 o 15 días de esquí por temporada. Tuve la suerte de crecer ahí.
¿Por qué elegí USA? Estudiando periodismo en Buenos Aires, escuché sobre intercambios para estudiar acá. En Buenos Aires no tenía el invierno completo, como mucho tenía un mes. Me fui a Nueva York a tres horas de un centro de esquí chiquito. Estuvo bueno porque aceité mi inglés y empecé a meterme dentro de una escuela de esquí. Después de eso me fui a Mammoth, California. ¡Un lugar espectacular! Me tocó una de las mejores temporadas en años. Cayeron como 5 metros en dos meses. ¡Una cosa increíble!


Más tarde termine cayendo en Colorado, en Beaver Creek, a trabajar. Hice 3 o 4 temporadas y siempre decía: “Esta es la última, vuelvo y termino la facultad”… Me estaba mintiendo a mí mismo. Me sinceré y me terminé dedicando a esto. Fue justo ahí cuando empecé a competir en freeride. Estaba super motivado, tenía 4 o 5 años de doble temporada, mi nivel había subido.
Aspen era un buen lugar porque es una empresa donde se puede crecer, pagan bien, hay muchas oportunidades de training. Además mi mujer trabaja acá hace 11 años.
Una cosa que me impresionó es que el argentino es buscado en todo el mundo. Hay argentinos en todos los rubros, es una cosa increíble. ¿Qué tenemos? No sé… pero vamos al barro. Vamos y hacemos lo que tenemos que hacer.

En Beaver Creek, hice 3 o 4 temporadas y siempre decía: “Esta es la última, vuelvo y termino la facultad”. Me estaba mintiendo a mí mismo. .

¿Cómo es un día de mi vida allá? Un día normal de trabajo generalmente arranco a las 8 am y encaro para laburar. Estoy a unos 20 minutos de Aspen. Terminaré a las 3 o 4 de la tarde.
La verdad es que cualquier tipo de cliente nos viene bien. Hay mucho brasileño, muchos argentinos, mexicanos… Ni hablar que el cliente latino que viene a Aspen busca un profe que hable su mismo idioma. Pero también tenemos un montón de alumnos de USA que te quieren porque sos distinto. Acá son todos muy estructurados y al argentino le gusta ir rompiendo esas estructuras. Hay muchos estadounidenses que les gusta que se rompan esas estructuras.

El lado B de la profesión


Todo trabajo se vuelve monótono en algún momento. Cuando me agarran esas cosas digo: “mi oficina está bastante bien, no me puedo estar planteando esto… vamos para adelante”.
Cuando empecé en esta industria me acuerdo que me decían “el instructor no tiene frío”. Yo estuve un mes entero sin sentir los dedos de mis pies. Así que el frío es uno de los grandes rivales. Después, como muchas otras profesiones suena el despertador a la mañana y te querés quedar durmiendo un rato más.
Entré a la industria porque me gusta esquiar. Me considero primero esquiador y después profesor. Pero con el tiempo me fui enamorando de la profesión. Si me preguntás, cuando empecé, si había un día de powder y yo estaba dando clases a nenes, me ponía de mal humor. Todo tiene sus pros y contras pero estás haciendo algo que amas, en un ambiente super natural así que la balanza va para el lado bueno.


No me considero alguien Pro pero tuve un punto de inflexión en el 2013, en Chile, que hay terrenos increíbles para hacer freeride. Me sentía bien y mi nivel venía creciendo… y organizaron una competencia freeride de 4 estrellas. Venían riders de Francia, de USA, un montón, de renombre. Me metí, ¡una adrenalina tremenda! Cuando fui a ver los resultados había clasificado a la final! Terminé 13ero en una competencia que estaba llena de cracks. Me copé, soy muy competitivo… y ahí decidí que iba a empezar a competir.


Empecé a competir en USA. En 2016 terminé segundo en el ranking sudamericano atrás de Niki Salencon, que es una bestia y hoy en día es un amigo.
Si tengo que recomendar a alguien el freeride siempre antes digo que cuando vayan a salir de un terreno controlado, hay que hacer un curso para aprender a usar la pala, Arva y sonda. Si no tenéis la plata, pedile a un amigo.. A la montaña hay que tenerle respeto. Me ha pasado de decirle a amigos del alma que no pueden acompañarme por no tener el kit. También otras veces le he enseñado a otros para que puedan salir. Pero es importante siempre capacitarte.

Desde Aspen, Gonza Lopatin y su perra Puka se prendieron al ping pong de Fans de la nieve y esto pasó...
Esquí o snowboard: los dos.
Pista o fuera de pista: fuera de pista.
Un lugar en el mundo para hacer fuera de pista: Las Leñas.
Música para esquiar: No escucho música mientras estoy haciendo una bajada, por ahí en un centro de esquí sí... Pero me gusta mucho el rock.
El mejor lugar para aprender a esquiar: Caviahue.
Cómo cerrar el día de esquí perfecto: Con una ronda de amigos, compartiendo el cierre del día.
Un referente: Mis viejos, y en el esquí: Niki Salencon.
Hacer freeride es… libertad.

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